En el lenguaje cotidiano se define aprender como "adquirir el conocimiento de una cosa". Esto se traduce generalmente como "tener información acerca de..."
Aprender no es sólo tener información (lo que ya es de importancia); aprender es expandir nuestra capacidad de acción efectiva. Poder hacer hoy lo que ayer no podía o no sabía. Incrementar nuestra competencia para poder operar en un determinado dominio que antes desconocía. Es incorporar habilidades que hagan posible acceder a resultados u objetivos que antes estaban fuera de mis posibilidades. El gran desafío es aprender a aprender. Enseñar el oficio de aprender es ir más allá de transmitir información.
Desde este punto de vista, nos referimos al aprender como un concepto que vincula aprendizaje y acción. Por ello hablamos de una concepción activa del aprendizaje. Aprender es actuar. Y no cualquier acción, sino que hablamos de acciones efectivas. Un altísimo porcentaje de ejecutivos y líderes se definen como "gente de acción", pero puestos a la tarea observamos que deben reiniciar una y otra vez alguna acción por no ser efectivas las decisiones de acción definidas en su momento.
El aprendizaje también es activo porque requiere la voluntad y la acción de movernos de una zona que arbitrariamente llamaremos de confort, a otra zona que llamaremos de expansión, cuidando de no pasar a una tercera que llamaremos de pánico.
Veamos el siguiente gráfico:
ZONA DE CONFORT
En ella tenemos todo el conocimiento adquirido; no hay nada más para aprender; funcionamos en piloto automático y se irá expandiendo a medida que incrementemos nuestro aprendizaje. Como los campos del aprendizaje son ilimitados, esta zona se va extendiendo también al incorporar nuevas competencias y no tiene límites rígidos. Operamos automáticamente con lo ya conocido, sin mucha conciencia. Por ejemplo, ¿Cuántos operaciones hizo hoy con los cambios en su automóvil en el trayecto del hogar al trabajo? Pero, ¿recuerda cómo era cuando tómo sus primeras clases de conducción? ¡Era casi imposible girar en una esquina y hablar al mismo tiempo! ¿Está mal tener una zona de confort? ¡En absoluto! Imagínese lo complicado que sería la existencia si cada vez que tenemos que conducir fuese la primera vez. Ese aprendizaje adquirido -en cualquier dominio que sea- nos posibilita operar con mayor efectividad (y con menos estrés y derroche de energía). En todo caso, lo "malo" o no deseado sería cincunscribirnos a esta área, ya que estaríamos muy limitados en nuestro campo de acción.
ZONA DE EXPANSIÓN
En ella se produce principalmente el aprendizaje. Esta área es también ilimitada y -no sin esfuerzo- a nuestro alcance. ¿Por qué no sin esfuerzo? Porque para aprender, para expandir nuestra conciencia y capacidad de acción, es necesario salir de la zona de confort. Esta salida implica una herida narcisísta ya que requiere una declaración de nos saber, que muchas veces puede herir nuestra autoestima. Es un reconocimiento de que "hay algo que no sé" pero, al mismo tiempo requiere una voluntad de aprender. ("No sé, pero quiero aprender"). En este sentido definimos el aprendizaje como un aproceso. Es la acción de moverse del confort de lo conocido a una zona de desconfort frente a lo desconocido. En ésta, al aprender, expandimos nuestra capacidad de acción y al mismo tiempo estaremos ampliando nuestra zona de confort.
Reconocer que hay algo que no sé, que hay cosas en las que aún no tengo competencias, implica operar desde la humildad como requisito para aprender. La arrogancia - su opuesto- nos lleva a la falsa creencia de saberlo todo y desde ese lugar nos cerramos al aprendizaje; no queda nada por aprender. La zona de expansión de aquél que cree saberlo todo es casi inexistente o nula.
Esta es una tendencia muy marcada en la cultura empresarial donde nos pagan por saber, nos reconocen si tenemos respuestas.
ZONA DE TEMOR/PÁNICO
Es la zona en la que es prácticamente imposible aprender. Donde hay temor no hay lugar para el amor. Podrá haber cumplimiento, pero no compromiso. En el temor lo que queremos es estar a salvo, salvar la vida, retener el puesto, no exponernos. Pensemos que posibilidades se abrirán para un niño que aprende con amor, sin temor, en comparación con otro que vive aterrorizado por el castigo si comete un error. Si me avergüenzan, me humillan y castigan por el error al aprender a sumar, ¿Qué aprenderé? Que equivocarse es sancionado, que decir "no sé" es reprendido. ¿Qué conductas o actitudes desarrollaré en consecuencia? No participar, disimular, ocultar mi ignorancia.Conducta que muy probablemente seguiré repitiendo en mi vida adulta y que se expresarán como arrogancia, soberbia, hipocresía, etc.
Serán las máscaras defensivas detrás de las cuales ocultaremos la ceguera o la ignorancia.
¿Cómo responder a estos condicionamientos? Generando adecuados contextos de aprendizaje. Contextos de confianza, confiabilidad, respeto, humildad, compasión, amor. Contextos aprendientes para expandir capacidades de acción efectiva; donde la declaración de "no sé" sea concebida como una oportunidad. "No sé, pero me comprometo a aprender". Ésta es la actitud de un potencial líder.
Tomado del libro: COACHING el arte de soplar brasas. Leonardo Wolk
En ella tenemos todo el conocimiento adquirido; no hay nada más para aprender; funcionamos en piloto automático y se irá expandiendo a medida que incrementemos nuestro aprendizaje. Como los campos del aprendizaje son ilimitados, esta zona se va extendiendo también al incorporar nuevas competencias y no tiene límites rígidos. Operamos automáticamente con lo ya conocido, sin mucha conciencia. Por ejemplo, ¿Cuántos operaciones hizo hoy con los cambios en su automóvil en el trayecto del hogar al trabajo? Pero, ¿recuerda cómo era cuando tómo sus primeras clases de conducción? ¡Era casi imposible girar en una esquina y hablar al mismo tiempo! ¿Está mal tener una zona de confort? ¡En absoluto! Imagínese lo complicado que sería la existencia si cada vez que tenemos que conducir fuese la primera vez. Ese aprendizaje adquirido -en cualquier dominio que sea- nos posibilita operar con mayor efectividad (y con menos estrés y derroche de energía). En todo caso, lo "malo" o no deseado sería cincunscribirnos a esta área, ya que estaríamos muy limitados en nuestro campo de acción.
ZONA DE EXPANSIÓN
En ella se produce principalmente el aprendizaje. Esta área es también ilimitada y -no sin esfuerzo- a nuestro alcance. ¿Por qué no sin esfuerzo? Porque para aprender, para expandir nuestra conciencia y capacidad de acción, es necesario salir de la zona de confort. Esta salida implica una herida narcisísta ya que requiere una declaración de nos saber, que muchas veces puede herir nuestra autoestima. Es un reconocimiento de que "hay algo que no sé" pero, al mismo tiempo requiere una voluntad de aprender. ("No sé, pero quiero aprender"). En este sentido definimos el aprendizaje como un aproceso. Es la acción de moverse del confort de lo conocido a una zona de desconfort frente a lo desconocido. En ésta, al aprender, expandimos nuestra capacidad de acción y al mismo tiempo estaremos ampliando nuestra zona de confort.
Reconocer que hay algo que no sé, que hay cosas en las que aún no tengo competencias, implica operar desde la humildad como requisito para aprender. La arrogancia - su opuesto- nos lleva a la falsa creencia de saberlo todo y desde ese lugar nos cerramos al aprendizaje; no queda nada por aprender. La zona de expansión de aquél que cree saberlo todo es casi inexistente o nula.
Esta es una tendencia muy marcada en la cultura empresarial donde nos pagan por saber, nos reconocen si tenemos respuestas.
ZONA DE TEMOR/PÁNICO
Es la zona en la que es prácticamente imposible aprender. Donde hay temor no hay lugar para el amor. Podrá haber cumplimiento, pero no compromiso. En el temor lo que queremos es estar a salvo, salvar la vida, retener el puesto, no exponernos. Pensemos que posibilidades se abrirán para un niño que aprende con amor, sin temor, en comparación con otro que vive aterrorizado por el castigo si comete un error. Si me avergüenzan, me humillan y castigan por el error al aprender a sumar, ¿Qué aprenderé? Que equivocarse es sancionado, que decir "no sé" es reprendido. ¿Qué conductas o actitudes desarrollaré en consecuencia? No participar, disimular, ocultar mi ignorancia.Conducta que muy probablemente seguiré repitiendo en mi vida adulta y que se expresarán como arrogancia, soberbia, hipocresía, etc.
Serán las máscaras defensivas detrás de las cuales ocultaremos la ceguera o la ignorancia.
¿Cómo responder a estos condicionamientos? Generando adecuados contextos de aprendizaje. Contextos de confianza, confiabilidad, respeto, humildad, compasión, amor. Contextos aprendientes para expandir capacidades de acción efectiva; donde la declaración de "no sé" sea concebida como una oportunidad. "No sé, pero me comprometo a aprender". Ésta es la actitud de un potencial líder.
Tomado del libro: COACHING el arte de soplar brasas. Leonardo Wolk
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